Educación para la ciudadanía y los derechos humanos, curso 20/21

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Agarraos fuerte,comienza el viaje...

miércoles, 22 de julio de 2009

Palabras que tienen historia



Al cabo del día usamos cientos de palabras que no por cotidianas dejan de tener su historia. Y no tenemos que irnos a vocablos como hecatombe o mausoleo que, por otra parte, también tienen la suya.
Ahora que algunos nos encontramos de vacaciones de verano, (los maestros somos unos privilegiados en este sentido) a muchos nos gusta ir a la playa. Y si hay un sitio bonito en una playa, al menos para mí, ese es el faro. Quién de nosotros no se ha parado alguna vez frente a un faro y se ha quedado hipnotizado ante el movimiento cadencioso de esa luz que orienta a rudos marineros en su peligrosa travesía marítima. Esa luz que hace de testigo mudo de tantos y tantos amores prohibidos encubiertos sutilmente bajo un manto infinito de estrellas...

El caso es que leyendo un pedazo de libro que me recomendó mi apreciado amigo y compañero Luis Ángel, al que desde aquí le mando un afectuoso abrazo, llamado "Palabras que tienen historia", de Carlos Fisas, he descubierto el origen de muchas palabras. Y una de ellas es la palabra Faro.

Como es bien sabido por todos, un faro es una torre alta que se encuentra ubicada en las costas con luz en la parte superior para que sirva de guía. Pero, ¿cuáles fueron sus orígenes?
Cuando Alejandro Magno fundó en Egipto la ciudad que llevaría su nombre, Alejandría, frente a ella se encontraba una isla rocosa llamada Faros. Era cercana a la bahía y Alejandro ideó unirla a la ciudad por un muelle que alcanzaba casi dos kilómetros de longitud.
Pero no era Faros la única isla rocosa vecina a la costa, pues había otras que dificultaban la navegación de los barcos que querían llegar a la ciudad; para ello se construyó en Faros una alta torre en cuya cima se quemaban de noche haces de leña indicando a los marineros el lugar exacto de su situación.
El método de hacer hogueras en la costa para indicar la presencia de posibles escollos que pudieran dificultar la navegación no era nuevo. La novedad consistía en el hecho de haber edificado una alta torre para este menester. Desde entonces a este artilugio que ha servido para guiar a tantas personas a lo largo de la historia se le llama faro.

Os deseo de todo corazón que encontréis el faro que os alumbre y os guíe en este viaje tan bonito y duro a veces que es la vida. En mi caso, ese faro tiene nombre de mujer... Que cada uno encuentre el suyo porque
la vida tiene estas cosas.

7 comentarios:

Antonio Diago dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Mi vida en sus distintas etapas también tuvieron diferentes faros que más o menos la guiaban, desde hace cerca de seis años esta se encuentra comandada por dos "personajillos" que se colaron en mi vida( mis hijos Jesús y Natalia)que realmente son la luz de mi vida, porque la vida es muy bonita pero tiene un problema...hay que vivirla.
Un abrazo.

luis Ange Ruiz dijo...

Todas las palabras tienen su historia, una lingüística y otra social o anecdótica. La primera,normalmente se concentra en su etimología; la segunda en libros como el de Carlos Fisas.
Pero las palabras nos pueden provocar algo más que significados o anécdotas históricas, nos pueden evocar imágenes, sensaciones e incluso música. Así de faro me voy a mago y de ésta a Merlín, pasando por la mojama de Rappel. Luego sigo el viaje y me vuelvo a la palabra original, pero ya aterrizo no en un artilugio para iluminar y orientar, sino en una ciudad portuguesa del Algarve donde comí un bacalao extra. Con el estómago lleno me voy de Faro a fado, y sin salir de Portugal me encuentro con un andaluz, Carlos Cano, que canta María la Portuguesa, un fado con el que regreso a casa, al Aljarafe.
Un saludo amigo Antonio.
Ah, con permiso de ese pedazo de bético llamado Jesús, voy a añadir el nombre de otro personajilo, Luis Manuel.

Antonio Diago dijo...

Estimados Jesús y Luis, Luis y Jesús. Sólo por el mero hecho de mantener el contacto con vosotros merece la pena actualizar los contenids de este blog. No ímagináis la alegría que supone el entrar en el apartado de comentarios y ver vuestras opiniones.
A Jesús decirle que esos dos faros que lo alumbran desde hace seis años no necesitan combustible alguno que los prenda ya que, al igual que su padre, brillan con luz propia.
Y a ti Luis, qué decirte. Es todo un gustazo leerte (aunque no sea fan de Carlos Cano). Por cierto, tú también te has buscado un buen faro con Luis Manuel. Esperemos que salga al sobrino del tío Oswald... Jajaja.
Un fuerte abrazo a los dos, amigos.

Anónimo dijo...

María la portuguesa no es un fado, es un pasodoble. Homenaje a la mejor fadista de Portugal, Amalia Rodrigues.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)